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23 de Febrero, 2018

La muerte de Débora Pérez Volpin: los cinco minutos fatales

21:16 | El relato en la historia clínica de lo que pasó en el quirófano tiene algunos puntos que van a tener que explicar los médicos forenses.

La muerte de Débora Pérez Volpin: los cinco minutos fatales

Por todos lados el abogado de la anestesióloga difundió el informe preliminar de la autopsia, más allá del secreto de sumario que estableció el juez Ghirlanda. El defensor de la Dra. Nélida Inés Puente juega su propio partido, lo que pareciera despegarse de la estrategia que analiza el defensor del endoscopista, Doctor Diego Bialolenkier.

Mientras, y de manera poco usual, la clínica es parte de la causa penal, cuando en un expediente penal no hay responsabilidades para personas jurídicas, en todo caso, y eventualmente, para sus miembros. Esta claro que hay solidaridad en caso de reclamo civil, pero este reclamo hoy no existe, estamos en el ámbito penal.

Doña Marta, la mamá de Débora, se presentó como querellante en la causa (lo que sí corresponde) sumándose al hermano, Alejandro, para reclamar urgente esclarecimiento de cómo su hija, a la que acompaño a hacerse un estudio a una clínica, terminó muerta.

Debora entró al quirófano en estado de salud sin riesgo de muerte. Se quería curar de su dolor de panza pero pasó otra cosa. Irreparable.

Fueron cinco minutos fatales, que transcurrieron en esa sala con pocos testigos, aparentemente sin registros… perdón: sí hubo registro.

No solo el cuerpo de la víctima habla en la autopsia, sino que también hay documentos que permiten describir el minuto a minuto de la situación que derivó en la muerte de nuestra amiga. Fueron los cinco minutos fatales. Y están escritos en la historia clínica de una manera por momentos curiosa:

6 de febrero. La fecha está consignada. Hora 17.20. En la historia clínica el gastroenterólogo escribe que Débora entra con un cuadro de epigastalgia. En criollo, le dolía mucho la panza, pero esto es síntoma de una posible dolencia que merece tratamiento médico, según te explican los que saben. El diagnóstico final para determinar el tratamiento iba a surgir, entre otras cosas, justamente de la endoscopía.

El endoscopista escribió que, con el endoscopio, “se progresa hasta la segunda porción duodenal con distensibilidad dificultosa del tracto digestivo”.

Lo escrito por el profesional marcaría que hubo una dificultad en su trabajo para pasar la sonda por el esófago y el estómago. Poco después, escribe que "se constata edema generalizado sin lograr correcta visualización".

Estaban viendo a través de la sonda, pero según el médico no vieron bien, y detectaron que ella estaba sufriendo una crisis. Se había generado una emergencia en el quirófano, a los 3 minutos de iniciado el estudio.

Se detecta “bradicardia”, el corazón da señales de arritmia -esto quiere decir que su ritmo cardíaco empezaba a funcionar por debajo de las sesenta pulsaciones por minuto- y esto precipitó una decisión urgente.

“17.25: se suspende el procedimiento”.

Ahí empezaron las tareas para despertar a Debora, cosa que fue imposible. Hasta el esternón se quebró en la maniobra, pero fue inútil. El destino ya estaba sellado.

Todo el detalle anterior se redactó a las 18:15. Pero, y acá hay algo todavía no explicado, a las 19.43, en la misma historia clínica, aparece escrito una vez más lo que se realizó a las 17.20. Textualmente dice: “Se inicia procedimiento 17.20 progresando sin dificultad hasta la segunda porción duodenal.”

Recordá que antes se había hablado de distensibilidad dificultosa en el tracto digestivo….

Hablamos de los cinco minutos fatales en los que la incertidumbre dejó sin explicaciones al gastroenterólogo frente a la familia. Y la respuesta fue: no sabemos que paso.

Dos frases diferentes y aparentemente contradictorias en la historia clínica, que los médicos forenses explicarán luego, y tendrán que explicar los profesionales que intervinieron.

(Por Luis Otero para TN.com.ar)

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